Error número seis por el que no vendemos

Bueno, hoy es el último post de la serie de errores por los que no vendemos en nuestro blog.

Si os habéis perdido alguno los tenéis todos aquí:

☼ Error de venta número uno
☼ Error de venta número dos
☼ Error de venta número tres
☼ Error de venta número cuatro
☼ Error de venta número cinco

Y hoy quiero mencionar el último (de la serie, que no que no haya más errores de venta ;)

Sinceramente, es tan obvio tan obvio tan obvio que no haría falta decirlo, pero son esas pequeñas cosas que conviene recordar de vez en cuando, porque a la vista está que no todo el mundo las hace bien. 

Entono el mea culpa. 

Hay veces que acababa hasta los mismísimos en mi tienda de algunas clientas. Como una que venía todos los días a pintarse a base de probadores y jamás compraba. Y supongo que no siempre fui la dependienta-modelo. 

Lo mismo en el avión. Air Nostrum se caracterizaba por su excelente atención al cliente, y pensad además que cuando yo trabajaba allí era una compañía exclusivamente con Clase Business. Recuerdo cómo en el curso de inicio, el consejero delegado, el señor don Carlos Bertomeu, nos dijo que teníamos que hacer la pelota al cliente hasta el punto de humillarnos a nosotras mismas (palabras textuales, que os juro que no se me olvidarán en la vida). 

Pero obviamente, no siempre es fácil. Y yo no estoy nada de acuerdo con eso de que el cliente siempre tiene la razón. No hago la pelota al cliente por hacer. Bueno, en el avión me pagaban para ser buena empleada, pero cuando tenemos un negocio o blog, los límites los ponemos nosotras. 

Con lo que me conocéis creo que sabéis que si tengo que mandar a alguien a tomar viento lo hago. No obstante tenemos que tener muy presente siempre que la mala publicidad se propaga muuuuucho más rápido que la buena. 

Es decir, si ya sabemos que la mejor publicidad es el boca a boca, debemos darnos cuenta de que el boca a boca malo es 10 veces más efectivo. 

Eso es. 

Las estadísticas dicen que si algo nos gusta se lo contamos a 1 amiga o amigo, mientras que si algo no nos gusta se lo contamos a 10. 

Sabéis que tengo muchas teorías respecto a por qué va a así España  (y si no lo sabéis, os digo que las tengo). En todas las casas culturas cuecen habas, claro está, pero la nuestra en muchas se lleva la palma.

No obstante, yo no achaco esto a que seamos tirando a envidiosos (que lo somos mucho, comparado con otros países) sino a que si yo hago una compra, digamos, online, y mi pedido me llega a tiempo y se parece a lo que elegí por la descripción y foto, aunque esté contenta con mi compra, que por eso la hice, como cumple mis expectativas, no tengo mucho más que decir. 

Sólo lo hago si supera mucho mis expectativas o me encanta. Como hice por ejemplo aquí. La mayoría de gente nos expresamos cuando tenemos un sentimiento. Si estamos contentas, emocionadas, felices, enfadadas, decepcionadas o lo que sea. Pero si una compra nos deja indiferente, no lo comentamos. 

Por eso si me decepciona, es obvio que se lo cuente a la gente como ya casi por desahogarme. Y eso por no hablar de prevenir a la gente de que quizá sería buena idea no gastar en esa tienda en concreto... (siempre será nuestra opinión, totalmente subjetiva, pero nosotras como es lógico, damos nuestra opinión, no podemos dar la de otro, aunque otros tengan una buena)

Como dijo alguien en facebook en un comentario el otro día cuando pasó lo que pasó. Alguna se me echó encima por lo que dije, y ella contestó algo como: "Pues a mi me parece genial que diga lo que piensa. En eso consiste tener un negocio: en dar una atención de P.M., porque el boca a boca corre en los dos sentidos, y para evitar que te pase esto". 

Eso por no hablar de que a veces no hablan mal de nosotras, pero sí que perdemos ventas también, aunque sea de esa propia clienta. 

Yo el mes pasado tuve una decepción con una bloguera a la que le compré algo y no he dicho nada (bueno, se lo he dicho a una amiga cercana porque ella estaba implicada en la compra, pero a nadie más, precisamente por no hacerle faena a la bloguera), pero desde luego en mí ha perdido una clienta. 

Ya sé que no es tanto como si se lo cuento a 10 amigas como dicen las estadísticas, pero ya vimos el otro día en la clase de matemáticas fáciles como una clienta fiel puede dar mucho más dinero que una compra puntual. 

Así que aunque sea obvio, un error de venta extremadamente común es no tratar a la clienta lo suficientemente bien (y sí, esto es subjetivo, y clientas irracionales hay muchas, pero la mayoría son personas normales que se decepcionan con algo mal hecho, no así porque sí) 

La buena atención al cliente pasa por muchos puntos en los que no voy a entrar ahora (quizá y sólo quizá otro día os hablaré de más técnicas de venta, que por algo me dieron el premio a la mejor tienda de España cuando tenía mi Make Up Store), pero pensad que va desde el hecho de no hacerle sentir a nadie una más hasta el hecho de tener un detalle con las clientas fieles -que no hablo de detalles económicos necesariamente, eh, que esto es un negocio y cuando nos ponemos a regalar al final deja de salir rentable la cosa. En fin, lo dicho, técnicas de venta otro día ;)

Simplemente recordad esto. 

Al final lo más obvio es lo que olvidamos rápidamente. Parece lógico también que un trabajo-barra-hobby es menos importante que mi pareja, y mira, tantas horas en el blog me han supuesto que se vaya de casa.

Al final lo hemos arreglado más o menos, pero aún no ha vuelto. Y todo esto bajo "amenaza" de que no se pueden meter 10 horas al día en el blog...

Inciso: hablando de esto, os tengo que pedir ayuda con el tema emails, porque no sé qué hacer ya. Ayer hasta las 2 a.m. respondiendo emails para dejar la bandeja de entrada vacía tras haberla vaciado antes de ayer por la noche también, y después de comer que estoy escribiendo esto ya tengo otra vez 32 sin leer. A ver si tenéis alguna idea, porque yo no sé ya qué hacer. Y mirad que digo en la página de contacto que no contesto dudas... Ya me diréis qué se os ocurre :) 

¿Ha merecido la pena?

No. 

E igual que no merece la pena descuidar a nuestro novio o marido, no merece la pena descuidar a nuestros clientes.

Pero tenemos que recordárnoslo a nosotras mismas a menudo, porque es fácil caer en las costumbres a veces o en descuidar los detalles al caer en la rutina y perder la ilusión (porque sí, en los negocios se pierde la ilusión igual que en las relaciones).

No lo olvidemos, que nos puede salir cara la broma.

Yo voy a ver si leo más el blog de las Dating Divas ;P

Besos y nos vemos mañana en la fiesta,